miércoles, 25 de enero de 2012

CALLE JARAQUEMADA

JARA QUEMADA

Jara Quemada, este nombre es debido a los marqueses de Jara Quemada, propietarios de varias fincas de esta calle, que hace esquina a la de Suárez de Salazar, posteriormente pasaron dichas fincas al marqués de San Felices, que en la época de la desmortización las dio o censó a un tal Angulo. En Marzo de 1909 murió el Excmo. Sr. D. Manuel Jaraquemada, Senador del Reino, emparentado con familias sevillanas y de esta región. En 1855 fue dado el nombre de Víctor, volviendo al primitivo de Jaraquemada en 1856, Verónico Víctor fue un famoso poeta natural de Cádiz, que falleció en tiempos de Trajano y Adriano.
Jara Quemada va desde la calle Suárez de Salazar hasta la cuesta de Jabonería, que vuelve ahora a su nombre tradicional tras haber llevado el de Doctor Gómez Planas, cambio de nombre que ha suscitado algunas polémicas.

CALLE JABONERIA


JABONERÍA
Jabonería, se llama así la calle y dos callejuelas que en la misma existen, en ellas debieron estar las fábricas de jabón a que se centra el acuerdo municipal de 6 de Diciembre de 1692, en que es conocido real privilegio para que el duque de Medinaceli y Alcalá, pudieran fabricar en esta ciudad y pueblos de su Obispado jabón duro y blando, siendo el apoderado del duque D. Pedro de Villavicencio. En 1855 fue sustituido ese nombre por el de Artemidor, médico romano cuya lapida sepulcral decía traducida al castellano: Albanio Artemidoro, médico oculista, amado de los suyos, está aquí sepultado, la tierra le sea leve.
En 1880 se acordó dar comunicación a las callejuelas por la calle Suárez de Salazar, siguiendo las alineaciones trazadas por el Sr. Ortíz de Vierna. La primera de estas callejas sin salida, es colocada, conocida vulgarmente por el nombre de los Moros, porque habitan en ellas desde hace años algunos hebreos dedicados a la venta ambulante de efectos del Moro, o sea Marruecos. El otro callejón es conocido como de la reja, por una que existe en dicho lugar.

CALLE BOTICA


CALLE BOTICA

Situada en el barrio de Santa María .La calle Botica que va desde Santo Domingo hasta Concepción Arenal. En 1590 se llamaba Baltasar de Calar o Calar solamente. Se ignora el motivo de este nombre, si bien Adolfo de Castro apunta la posibilidad de que fuera pariente del poeta Gabriel Ayrolo y Calbo.
A mediados del siglo XVII se conocía como Calle de la Botica de Santo Domingo, nombre que llevó también durante parte del siglo XVIII. Aunque la fundación del convento dominico es posterior, existía un hospicio establecido por dicha comunidad.

En actas municipales de 1700 se encuentra una reclamación del Prior de San Juan de Dios, que pedía no se permitiese ninguna botica en el barrio de Santa María, porque perjudicaba a los pobres y al convento. En la reforma de 1855 se le puso el nombre de Micio por un tribuno romano enterrado en Cádiz según se supo por la lápida descubierta con la siguiente inscripción A los dioses manes, Marco Micio Materno, hijo de María de la tribu de Galería, Tribuno de la Legión 12 Tulminadora de 70 años. Dicho rótulo como la mayoría de los que fueron cambiados este año, tuvo una existencia efímera, volviendo al nombre de Botica, habiendo perdido la especificación de Santo Domingo por el uso popular. Aun volvería a ser cambiado el nombre, en 1911, por el de José Marenco Guatier, que ostentó hasta los años cuarenta. El gaditano José Marenco Guatier fue general de la Armada y diputado a Cortes por esta circunscripción en diversas legislatura y jefe del partido republicano en nuestra ciudad. Se hizo famoso por sus enérgicos discursos en el Congreso defendiendo los intereses de Cádiz y de la Marina. Murió en Madrid, en 1910.

CALLE SOPRANIS


CALLE SOPRANIS

La calle Sopranis está situada en el barrio de Santa María, concretamente entre la Plaza de San Juan de Dios y el Convento de Santo Domingo. Calle que da honor a una familia de Genoveses que ya vivían en nuestra ciudad en el año 1581. En esta calle se encuentra la casa de “Los Lilas” una gran casa con un maravilloso portal. También es conocida “la casa del gas” concretamente el número 21 denominada así por ser la primera que tuvo la instalación de gas en Cádiz.


En el año 1855 y solamente por un año se le llamó calle Berja, en honor a Don Guillen de Berja, que fue uno de los responsables de la repoblación de Cádiz en el año 1262. Como curiosidad referente a esta calle es que en el vulgo de la ciudadanía se le conoce o por lo menos así se le nombra como calle "Sopranis".

CALLE MIRADOR


CALLE ALVAREZ CABRERA (Actual Mirador)

Álvarez Cabrera.- antes calle del “Mirador” por la ventana lateral de un mirador que existe en el convento de Santa María, por lo que se le llamó con anterioridad del Mirador. En un tiempo se le denominó del Sol y también Larga. De 1649 a 1699 aparece citada como calle de los Cuarteles. En la reforma de 1855 le correspondió el nombre de “Quirós”.

D. Joaquín Eusebio Quirós, nacido en Cádiz el 14 de Agosto de 1722, fue profesor en la Orden Tercera de San Francisco, reputado por hombre sabio y notable anticuario, murió pobre y obscurecido en el año 1812. Dejó escrita varias obras, de las cuales algunas se han publicado. El día 14 de Enero de 1910, y a propuesta del Sr. Concejal D. Arturo Marenco, el municipio acordó darle el nombre del heroico militar Alvarez Cabrera. D. Venancio Alvarez Cabrera nació en Cádiz en la calle Linares (Buenos Aires), el 18 de Febrero de 1858; su abuelo D. Tomás Cabrera de Nevares, por cuyo heroico valor tanto se distinguió y parecer ser patrimonio de esta familia, cuyo apellido Cabrera se duplica por hechos meritisimos en las calles de esta ciudad.

miércoles, 18 de enero de 2012

Carnaval de Cádiz


Los Carnavales de Cádiz son muy famosos. Quizás no tengan el lujo y la belleza de otros nacionales como los de Tenerife o internacionales como los de Río de Janeiro o Venecia, pero la verdad, es que en otros aspectos son incomparables .

Cádiz, algo distinto

Para comprender a Cádiz hay que vivir allí, no basta con pasar unos días de vacaciones. Seguramente el visitante sale muy contento de la ciudad porque ha podido disfrutar de la gran simpatía del gaditano, de la belleza de sus playas, del encanto de sus calles estrechitas, de su "pescaíto" frito.


Pero Cádiz es muchísimo más que eso. Su profundidad, su tremenda filosofía de la vida, la valentía de su gente en afrontar las adversidades, es algo que se escapa a quien no la conoce mucho.
A Cádiz antiguamente le decían la tacita de plata, quizás fuera su luz la razón de este apelativo. El año pasado se le adjudicó un nuevo título: Cádiz, la ciudad que sonríe.
Era nuevamente un título muy afortunado porque, aunque a los gaditanos se les asocia con el chiste, la chirigota y el humor, el verbo que se utilizó no fue reír sino sonreír.



Los Carnavales. El pueblo habla y sentencia

Una característica de los carnavales gaditanos es la imaginación del pueblo en fabricar disfraces graciosísimos con poquísimo dinero. El ingenio se agudiza en esos días y con cuatro trapos se fabrican unos atuendos con tanto arte que cualquiera se admira. Es el triunfo del carnaval popular que ha sobrevivido a todo, porque nada pudo con él. Ni siquiera durante los primeros años del franquismo en los que todos los carnavales estaban prohibidos.
Otra característica es que en estos carnavales la voz del pueblo critica y denuncia, siempre desde la canción amable, pero con un trasfondo profundo y valiente, llena de sentimientos .

La gracia de las chirigotas

En el emblemático teatro Falla, muy cerquita de la facultad de Medicina y en pleno corazón del Cádiz carnavalero se celebran los concursos de comparsas, coros y chirigotas. Para el que no sabe, estas son modalidades de los cantes del carnaval. Cada uno tiene sus diferentes peculiaridades aunque en todos, el arte reina con su riqueza de voces e ingeniosas letras. Las más reivindicativas son las comparsas pero las más humorísticas son las chirigotas que son un derroche de ese humor esperpéntico que hace que el público se muera de risa. Cada modalidad se premia en la gran final y pasan a la historia del carnaval.

La calle en fiesta

Ya en los prolegómenos, aproximadamente un mes antes de la fecha oficial, se empieza con tres fiestas populares seguidas en varias plazas del viejo Cádiz. La gente se reúne para degustar gratis platos típicos como erizos marinos, ostiones y pestiños con bebidas en un ambiente animado por música carnavalera. La alegría reina en las calles.

El encanto de Cádiz

Cádiz, tan bonita, con su gracia natural es una de las ciudades en donde se vive mejor de España y lo dicen no sólo los oriundos de allí sino también muchas personas que se quedaron a vivir en esa tierra sin haber nacido bajo su blanca luz. Como dice Alejandro Sanz en su canción: "algo tiene ese rincón que huele a mar y sal al amanecer".
Ese algo se intuye y es la autenticidad de sus gentes y la serena alegría del que encuentra felicidad en las cosas sencillas como mirar un atardecer desde la alameda, observando ese sol que se esconde en su horizonte atlántico e inmenso. Tierra de libertad y tolerancia en donde se procura ver la vida desde la sencillez.


miércoles, 11 de enero de 2012

CALLE PLOCIA


CALLE PLOCIA

Plocia es hoy, desde no sé cuantos años atrás, una calle de Cádiz . Una calle que hace moderada cuesta desde la plaza de San Juan de Dios, la plaza del Ayuntamiento de Cádiz, al norte, hasta la escalinata y compás del convento de Santo Domingo, al sur. Calle corta, unos cien metros de longitud o poco más, en la que antes pululaban casas de citas a las que acudía gente del puerto próximo o de puertos lejanos que desembarcaban en Cádiz y a ella iban buscando caricias, besos y cuerpos femeninos a cambio de dinero en mano. Hay gente " pa tó ", como el " Gallo " dijo a Ortega y Gasset cuando se lo presentaron como filósofo. Hay gente que paga por "tó", digo yo. Hoy la calle Plocia ya no es la del amor pagado. Es la de los buenos sitios para copear y tapear.

En dirección norte- sur y en parte izquierda, la fachada trasera de la antigua fábrica de tabacos, hoy Palacio de Congresos y Exposiciones, impide que el sol caliente el adoquinado. Su buena orientación y escasa anchura, la hace fresquita, apetecible de transitar. Situación de privilegio en el Cádiz intramuros, fue fin de camino de la Vía Heraclea, después Augusta, que terminaba en Gades. No sé si en época romana sería strata tabernaria, pero cabe la posibilidad. Su tradición sería, en caso de serlo, antiquísima, como la ciudad.

Situándome en la acera derecha, según se mira desde la plaza del Ayuntamiento, se sucede un conjunto, difícil de superar en tan corto espacio, de lugares de tapeo y copeo, almuerzo y cena, más que notable. Amparados a la sombra y sol de Achuriy de la Cepa gallega de Félix Fernández , a la buena sombra de sus dueños y camareros modélicos y sabios en el saber tratar a la clientela en formas, gustos y calidades, han surgido, como champiñones en buen campo, otros establecimientos con muy buenas pintas. Algunos conozco de parada, copa y tapa. Otros, a pesar de sus buenas pintas, no.

Uno de ellos, los cito por orden de conocimiento, es la Bodeguita de Plocia; más que notable bodeguita, utilizando término calificativo personal que margina calificaciones al uso o al mal uso.
La calle plocia antes se llamaba calle uruguay pero nadie la llamaba por su nombre si no por el de plocia, un restaurante situado en la misma calle hizo propaganda diciendo que estaba en la calle plocia, por ello fueron a solicitar al ayuntamiento el cambio de dicha calle a su nombre actual : calle Plocia.